
Escenario 1: Vox ha conseguido más votos en los pueblos donde vive un
mayor porcentaje de inmigrantes no europeos o del este. La relación es
significativa y se repite por toda España. Un ejemplo: En Huelva ha sido Lucena
del Puerto la localidad con más votos a Vox (35%) y la que tiene más
inmigrantes (36%).
Escenario 2: Marine Le Pen, de la extrema derecha del Frente Nacional
dobló a Emmanuel Macron en votos entre los franceses sin estudios, en la
primera vuelta de las ultimas presidenciales francesas. En Francia, hay estudios sociológicos que
verifican que los musulmanes franceses (entre 5 y 6 millones), quienes se inclinan
masivamente por los partidos de izquierda, y los trabajadores menos
cualificados, los cuales prefieren a los partidos de extrema derecha.
Escenario 3: En las pasadas presidenciales de Austria, el derechista radical
Norbert Hofer doblaba al ecologista Alexander van der Bellen entre los votantes
con estudios primarios. En cambio, el candidato verde cuadruplicaba a su rival
entre los licenciados universitarios.
Escenario 5: Con respecto al
Brexit, cuatro de cada cinco británicos sin estudios votaron a favor de la
salida de la Unión Europea. La proporción decrece conforme aumenta la
titulación, y más de la mitad de los graduados universitarios apostaban por
mantener el vínculo.
Escenario 6: Donald Trump gana las elecciones en 2016 y mantiene el
apoyo de una mayoría de votantes de áreas rurales y con bajo nivel de escolaridad.
Encuestas recientes nos dicen que Trump solo
recibe el respaldo de uno de cada tres graduados universitarios.
Al parecer, los votantes con menos recursos y estudios se desplazan
hacia las posiciones asociadas con el conservadurismo radical. Reniegan del
izquierdismo que se les daba por descontado en otras épocas.
¿Cómo explicar que
una masa de electores pobres se desplace a las urnas para aportar su apoyo a
los mismos que proponen en primer lugar reducir los impuestos de los ricos? Estas
son algunas posibles respuestas:
La decepción: el mensaje fallido ante la corrupción o la ineptitud de gobernantes
de izquierda que no han resuelto los problemas existentes en las capas más
desfavorecidas de la población.
La inseguridad reemplazada por la moralidad: El miedo a la
incertidumbre desencadenado por el capitalismo más agresivo que ha conducido a
una parte del proletariado y de las clases medias a buscar la seguridad en otra
parte, en un universo “moral” que, por su parte, no se alteraría demasiado,
incluso que rehabilitaría comportamientos antiguos, más familiares. Se populiza
el discurso de la pereza y los supuestos relatos de aquellos que viven como
reyes/reinas gracias a la asistencia social que se gastan en alcohol o drogas-
El mensaje nacional populista: Envuelto
en banderas, himnos y patria donde el enemigo externo (inmigración, globalización,
China) es el causante de todos los males.
El individualismo: La
des-industrialización acarreada por la globalización ha dañado la cohesión de
los colectivos obreros que ha llevado a numerosos electores de bajos ingresos a
vivir su relación con la política y la sociedad de un modo más individualista,
más calculador. Ese discurso del “mérito”, del “valor del trabajo”, les ha
alcanzado. Ahora es un individuo que piensa desde su individualidad sin
miramientos a intereses colectivos. Trabajan duro, ganan poco. Ven los
privilegios de los ricos tan inaccesibles que ya no les conciernen, pero ven a
la clase media y media alta como un objetivo económico a alcanzar.
La politización de la fe: Que comenzó en los setenta y que tiene su propia
versión populista en las mega iglesias evangélicas que se unen con facilidad a
una extrema derecha que comparte con gusto la misma postura en temas como la homosexualidad,
el aborto o los derechos de la mujer.
El anti-intelectualismo: El aislamiento social de la mayor parte de los
intelectuales, de los “expertos”, de los artistas, su individualismo, su
narcisismo, su desdén por las tradiciones populares, su desprecio de los “deplorables”
han alimentado un resentimiento que el populismo de derechas ha usado para su
negocio, tomando por objetivo principal la élite de la cultura.
La información: El predomino de los grandes medios que manejan la
información y el entretenimiento de absolutamente toda la población junto con la
falta de acceso a una información fiable y heterogénea, que permita tener
distintas voces sobre los hechos que suceden en el día a día. Y el influjo del amarillismo y de las noticias
falseadas con predominio de bulos y memes que diseminan el mensaje
distorsionado y polarizador.
El pobre de derechas es un trabajador sin conciencia de clase, un sujeto
aporofóbico que reniega de su origen social e intenta ser lo que no tiene y lo que probablemente nunca será. Es xenófobo, aunque su
color de piel sea igual que el objeto de discriminación.
Tenía razón el historiador
romano Cayo Salustio Crispo (86 a. C.- 35 a. C.) cuando sostenía que ¨pocos son
los que desean la libertad; la mayoría quiere tener amos justos¨.
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