La falsa imagen de Cheslie Kryst en las redes
siempre estaba desplegada con una sonrisa y las noticias de un mundo idílico donde
solo cabía la felicidad y el éxito. Todo esto antes de lanzarse al vacío desde
el piso 29 del rascacielos neoyorkino donde vivía.
No es una sorpresa.
Se presume de éxito, poder y felicidad en las
redes como un alterego de una realidad muchas veces muy distinta. Y como
corolario, ese falso exhibicionismo puede afectar la débil autoestima de muchos
que sienten que su frustración crece al verse muy por debajo del mundo idílico que
les cuentan.
La prevalencia del suicidio como causa importante de
mortalidad es un hecho. Por ejemplo, en España, la primera causa de muerte no
natural entre los jóvenes de 15 a 29 años es el suicidio, por encima incluso de
los accidentes de tráfico, según datos del INE. Durante la pandemia, las
tentativas de suicidio en esa franja de edad han aumentado un 250%, según el
Colegio Oficial de Psicología de Madrid.
El vínculo de intentos suicidas con las redes es también evidente y ha sido estudiado: En el Reino Unido, datos internos de Facebook filtrados a la prensa recientemente apuntan a que Instagram es la principal causa del aumento en las tasas de depresión y ansiedad, y que un 13% de los jóvenes confiesan que hay relación entre sus pensamientos suicidas y la cantidad de tiempo que pasan en la aplicación.Y es que hay que tener en cuenta que la franja de edad más comúnmente asociada al intento suicida es la adolescencia, que tiene predilección por redes como Instagram. Por eso, en Instagram se prohibieron las imágenes gráficas- tanto reales como ficticias- relacionadas tanto con autolesiones como es el caso del suicidio, eliminando pantallas de sensibilidad en más de 834.000 contenidos.
No todo es terrible en las redes. También pueden ser
un medio de prevención de la conducta suicida. Sin ir más lejos, Twitter ha
actualizado su reglamento integrando un conjunto de actuaciones con los que
abordan a aquellos perfiles que puedan alentar las autolesiones o las
ideaciones suicidas, ofreciendo información acerca de la prevención y de los
recursos disponibles de ayuda a dichos usuarios.
Porque las muertes autoinducidas son siempre prevenibles.
Y siendo la depresión la causa más común que subyace en esta conducta, hay
tratamientos disponibles para esa enfermedad. De esta realidad nos habla con franqueza
la periodista Maria de Quesada en su libro ¨La niña amarilla¨ donde relata en
primera persona 23 intentos de suicidio en la adolescencia.
Un elemento crucial en todo esto es el ciberacoso
que puede propiciar un mayor riesgo de enfermedad mental para las personas que están
expuestas y que son vulnerables. El cyberbullying o ciberacoso hace referencia
a los típicos comportamientos de intimidación, como abuso verbal, burlas,
insultos y amenazas, presentados a través de medios electrónicos como el correo
electrónico, los teléfonos celulares, los mensajes de texto y los sitios de internet
donde se ridiculiza, se insulta o se excluye socialmente a alguien. Estudios
recientes han mostrado que el ciberacoso tiene una asociación más fuerte con
ideación suicida que ese matoneo tradicional que no es virtual.
Sin embargo en investigaciones sobre la conducta
adictiva (uso excesivo) de las redes sociales se dice que podría tener un aspecto protector
en la conducta suicida.
En lo personal, con todos estos datos y basándome en mi experiencia como siquiatra me parece que más difícil de tolerar que el dolor emocional está el hecho de sufrirlo en soledad. Y por eso las redes pueden tender una mano virtual a muchos y muchas. Pero lo que sí es intolerable y criminal es el acoso cibernético que lamentablemente vemos en las redes sociales, no solo por adolescentes, sino por adultos que saltan a insultar y ningunear sin decoro a quienes no comparten sus puntos de vista o no apoyan a uno de su ídolos.
Lo hemos
visto recientemente con el ciberacoso a Chanel, la cantante seleccionada para
representar a España en Eurovisión.
Para esto, deberíamos tener cero tolerancia.
En España
Teléfono de la Esperanza: 717 003 717
Emergencias: 112 o 061
Teléfonos contra el suicidio: 910 380 600 (Madrid)
/ 900 925 555 (Barcelona)
En USA
Emergencias: 911 o 988
Línea Nacional de Prevención del Suicidio:
1-800-273-8255
TrevorLifeLine (comunidad LGBTI): 1-866-488-7386
En Miami
Banyan Mobile Crisis Team: 305-774-3616 o 305-774-3617
Para cualquier pais buscar en el directorio
mundial de recursos de la Asociación Internacional para la Prevención del
Suicidio : https://findahelpline.com/i/iasp
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Internet. Revista Española de Medicina. 2012; 38 (4):
143-148.
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