La extrema derecha que crece y los tontos con los memes



Llevo meses leyendo y buscando más información a partir de lo que veo y leo en las noticias. Porque no puedo dejar de ser curioso y hasta tener cierto temor ante los eventos que en mi opinión, están cambiando el mundo que creíamos conocer. Hay quien me crítica (Bienaventurados los que critican que de ellos será el Reino de los Cielos) y me recomiendan que me ría con los memes e inicie una dieta de potaje, arroz blanco, croquetas y platanito frito. Me han dicho que nadie me leerá y que el ostracismo en Facebook será mi castigo (como si la popularidad fuera mi destino y el aplauso por decir tonterías fuera mi meta en la vida a estas alturas del juego).
 Estoy asustado por el crecimiento de los nacional populismos a ambos lados del espectro político en Europa, y en Estados Unidos y en Brasil y por doquier.  Y aunque la receta populista es tan vieja con el agua tibia y el nacionalismo con aquello de abrazarse a la bandera siempre ha funcionado para la política, lo de ahora es distinto. Primero, despejemos la mesa: Hay una falsa tendencia de identificar el populismo con los partidos de extrema derecha en el mundo de hoy. Es ilusoria porque, primero esos partidos se categorizan mejor como nacionalistas y de mala gana, como "populistas" (el tema central en el discurso de tales partidos no es la puesta en escena de un antagonismo entre un "pueblo" y una "élite", sino la oposición de una comunidad étnica o nacional contra los ¨otros¨ de afuera que son peligrosos). Y segundo, porque la izquierda desde mucho antes de la caída del muro de Berlín ya sufría de tendencias autoritarias que se llamaban ¨fascismo de izquierda ¨en los ochenta.
En la década de 1990, muchos en los países de Europa occidental creían que las naciones post-socialistas en el Este eran simplemente versiones "más jóvenes" de las suyas con instituciones democráticas que no estaban completamente formadas. El mundo comenzó a moverse feliz hacia la supuesta liberalización económica y la globalización. Pocos imaginaban que tan solo 25 años más tarde, Europa y los Estados Unidos se agitarían hacia un populismo xenófobo y un nacionalismo proteccionista que, en el caso de Europa triunfó primero en Hungría y Polonia, antes de moverse hacia Francia, Holanda y el Reino Unido. En los últimos diez años, las coaliciones de neonazis se han unido con los conservadores de la corriente principal del libre mercado, normalizando las ideologías políticas que en el pasado con razón causaron alarma. Es el  Nuevo Populismo. Y en el caben recetas impulsadas por el racismo y la xenofobia que unen a partidos de derecha e izquierda como la reciente pasta ¨populista a la italiana¨ o el separatismo catalán burgués/republicano.  Y son estas mezclas que cualquiera hubiera considerado explosivas las que revelan que la ola actual de éxito electoral está más asociada con el Nuevo Populismo que con el fascismo convencional, sea de izquierdas o de derechas.
Es sencillamente una fea mezcolanza de viejos prejuicios re-inflamados por la guerra contra el terror, dando al racismo una nueva plataforma  en nombre de la seguridad. Así los mexicanos son violadores en el discurso de Trump, a Orban le dan alergia grave los refugiados sirios, Salvini no quiere ni saber de los norafricanos y a todo el mundo le sirven los musulmanes para esa arenga xenófoba después de lo de Charlie Hebdo. A cerrar fronteras y defender la nación.
Y sí, la tendencia al Nuevo Populismo tira más que nada a la derecha aprovechando la reacción de la clase trabajadora al empeoramiento de las oportunidades económicas, el debilitado apoyo del estado y la erosión de la función representativa de los sistemas de partidos. Y la izquierda o toma ese lenguaje y se suma a la inmigración excesiva y dañina (pero con un discurso en contra del neoliberalismo -a estos los llaman neo progresistas, fascismo rojo, rojipardos, etc.) o se debaten en discusiones empíricas y posmodernistas acerca de cuál es la nueva ¨clase trabajadora¨, como crear nuevos movimientos revolucionarios y quien tiene el discurso más puro y verdadero que salvara al mundo del imperialismo, esa ¨ fase superior y ultima del capitalismo ( a decir del viejito calvo ruso que inventó el hambre).
 Mientras el centro se difumina porque ya no es políticamente correcto y la izquierda se debate en un éxtasis contemplativo de sí misma (con la excepción de los rojipardos), la derecha se radicaliza y laboriosa, gana terreno. Sus líderes se diseñan modernos metrosexuales y se hacen parte de una corriente principal que gana adeptos y mayorías electorales. En países como Polonia, Austria  y Hungría ya están en el poder e intentan reestructurar la educación, la inmigración y el poder judicial en su propia imagen antiliberal. Y ahora, Brazil amenaza con una samba neofacha.
¿Qué hacemos? Pues, reírnos de los memes.

Bibliografia
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