Sísifo otra vez




“No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio, y ese es el suicidio”
   En “El Mito de Sísifo”, Albert Camus

Hace unos días publicaba en mi muro de Facebook las alarmantes cifras de suicidios en Estados Unidos, reportadas por el Centro de Control de Enfermedades (CDC) y un hallazgo fortuito en los medios de comunicación. Hoy las redes y los medios están inundadas hasta con ecos sensacionalistas de la muerte por suicidio de dos famosos.
Si algo se agradece de la aflictiva noticia de la muerte de  Robin Williams hace cuatro años y  la diseñadora Kate Spade o el chef Anthony Bourdain esta semana es que están rompiendo ese silencio mediático y social al que ha estado sometida la muerte por suicidio. Y desde luego, siendo gentes con éxito y con buenas economías, echan por tierra que el suicidio se asocie exclusivamente a una situación social extrema. Porque aunque el entorno cultural y social, la violencia y las pérdidas son factores de riesgo relacionadas con este comportamiento autodestructivo, es todo un hecho probado que la enfermedad mental (y específicamente la depresión) está ligada íntimamente en la mayoría de los casos de suicidio.
Se discute mucho hoy en día acerca de la eutanasia y allí donde es legal se acepta que una persona ponga fin a su vida  cuando una condición crónica, incurable y mortal le produce un sufrimiento insostenible. Y nos escandalizamos con el suicidio aun a sabiendas que la depresión, su causa más común, es la principal causa de discapacidad en el mundo según la OMS.
Porque sufrir baja autoestima, tristeza constante, sentimientos exagerados de culpabilidad por todo, falta de interés y de energía año tras año es una carga muy difícil de llevar por algunos.  Más aún si la procesión va por dentro como parte del estigma de que la depresión es síntoma de debilidad de carácter y la banalización de sus síntomas por la sociedad en general.
 Hace 30 años cuando preparaba mi tesis de grado para especialista en psiquiatría sobre el tema de trastornos afectivos (léase la depresión) me fue fácil convencerme con la información científica a mano de que: 1. El suicidio es prevenible  y 2. La depresión es tratable. Hoy no solo estas conclusiones permanecen igual sino que existen muchas más opciones terapéuticas para la depresión.
 Entonces, ¿qué falla?
Falla la necesidad de los que padecen depresión de salir del armario y normalizar su enfermedad ante el mundo como hace un diabético o un hipertenso.
Falla la responsabilidad de los gobiernos de establecer la paridad de la enfermedad mental con respecto  a otras enfermedades crónicas de modo que todas reciban los mismos recursos por igual.
 Fallan los sistemas de salud que no hacen énfasis suficiente en la prevención del suicidio y la educación pública sobre la depresión.
Fallan los medios de comunicación que solo son capaces de hablar de suicidio y depresión cuando es a causa de muerte de un famoso.
Y sobre todo, falla sustituir el egoísmo y la indiferencia por aceptación, solidaridad humana y compasión por aquellos que sufren de una enfermedad mental como la depresión.

“There is only one really serious philosophical problem, and that is suicide"
   In "The Myth of Sisyphus", Albert Camus

A few days ago, I published on my Facebook wall the alarming figures of suicides in the United States, reported by the Center for Disease Control (CDC) and a fortuitous finding in the media. Today the networks and the media are flooded with sensationalist echoes of death by suicide of two celebrities.
If something is positive for the afflictive news of the death of Robin Williams four years ago and the designer Kate Spade or chef Anthony Bourdain this week is that they are breaking the media and social silence to which death has been subjected by suicide. And of course, since the victims were people with success and good economies, they destroy that suicide is associated exclusively with an extreme social situation. Because although cultural and social environments, violence and loss are risk factors related to this self-destructive behavior, it is a proven fact that mental illness (and specifically depression) is intimately linked in most cases of suicide.
There is a lot of discussion today about euthanasia and where it is legal, it is accepted that a person ends his life when a chronic, incurable and deadly condition produces unsustainable suffering. And we are scandalized with suicide even knowing that depression, its most common root, is the main cause of disability in the world according to WHO.
Because suffering low self-esteem, constant sadness, exaggerated feelings of guilt for everything, lack of interest and energy year after year is a very difficult burden to bear for some. Even more so if the procession goes inside as part of the stigma that depression is a symptom of weakness of character and the trivialization of its symptoms by society in general.
 Thirty years ago, when I was preparing my thesis for a specialist in psychiatry on the subject of affective disorders (read depression) it was easy to persuade me with the scientific information at hand that: 1. Suicide is preventable and 2. Depression is treatable. Today, not only do these conclusions remain the same but there are many more therapeutic options for depression.
 So, what's wrong?
We failed on the need of those suffering from depression to come out of the closet and normalize their illness to the world as a diabetic or a hypertensive patient.
The responsibility of governments to establish the parity of mental illness with respect to other chronic diseases fails so that they all receive the same resources equally.
 Health systems fail to make sufficient emphasis on suicide prevention and public education about depression.
Media outlets that are only capable of talking about suicide and depression when it is due to the death of a celebrity.
And above all, our failure to substitute selfishness and indifference for acceptance, human solidarity and compassion for those who suffer from a mental illness such as depression.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
no sabia que tenias un blog ,un saludo