Duele, España duele


España me duele. Me duele desde mis genes y mi crianza gallega. Me duele por mis amigos y por mi familia española, por mi pareja. Y cada día me duele más al ver  la sinrazón política en la que se encuentra el país y la actitud con que muchos atacan a los que no aceptan a su héroe político del momento.
Por una parte la derecha española, entronizada por más de treinta años en el Partido Popular  (ese hijo tardío del franquismo con olores viejos a democracia aparentemente nueva) que no pierde oportunidad para vincular a Podemos con la extrema izquierda totalitaria castrochavista. Mientras tanto, pierden de vista que su cohesiva derecha felizmente  se fragmenta más al centro con un notable crecimiento de Ciudadanos y de UP y D.
Por otra parte la  izquierda española, con histórica mayoría en el PSOE  (esa reconversión ochentera del marxismo con la economía de mercado como necesidad cierta de abrazar la socialdemocracia europea) centra la batalla en llamar fascistas a los de Ciudadanos  y en reclamar el purismo ¨zurdo¨ para sí: Podemos no es de izquierdas. Y bueno, Izquierda Unida es ese hermano bastardo, hijo de La Pasionaria, a los que miramos con condescendencia (a menos que nos hagan falta un par de votos para gobernar).   
Los comentarios de muchos españoles me hacen pensar que el patrón de la telebasura Cinco es viral y ha mermado el sentido común de muchos.  Desde la coleta de Iglesias hasta endosarle un saludo nazi de un joven miembro del PP a Albert  Rivera, todo vale para denostar al contrincante. El conocido “ y tú más” ha devenido “ tu , la peor de todas” (con perdón de Octavio Paz) .
Y se habla poco de economía. Y mucho menos de los programas de cada partido político, de fácil acceso en la red. La tendencia es al sambenito, a la burla, y sobretodo el rescate por un héroe partidista que va cambiar al país en un instante por obra y gracia del Espíritu Santo.
 Los verdaderos males ( la tremenda corrupción en todas las esquinas políticas, la evasión de impuestos, la falta de incentivos a la economía, la burocracia entorpecedora del progreso , el nepotismo desde el poder, la mezcolanza de iglesia y estado,  un sistema judicial lento y torpe, una constitución obsoleta en la modernidad europea, etc.) casi ni se mencionan. Abunda  el “qué me prometen”  en lugar del “cómo lo vas a hacer”. Olvidan que nadie, NADIE, va a mejorar el “estado de bienestar” si la economía no progresa: ¡ Que es la economía, estúpido!.
 Y en esta ceguera intolerante y  enfermiza de libelo, pierden lo más esperanzador de todo: Se acaba el bipartidismo para dar paso a más versiones de la derecha y de la izquierda, a una ampliación del espectro político, a más democracia.
Soy de esos cubanos, nacionalizados norteamericanos y viviendo en Miami que nunca ha apoyado al castro comunismo, pero que baila mejor con la izquierda al centro del salón. Eso sí, liberalismo económico por medio;   vamos  que voy a lo Jefferson.  Lo digo para ver si detengo a l@s Belén Esteban monofanáticopartidistas antes de que me caigan encima.

Mientras, espero y confío que el sentido común se imponga en España, esa que ahora me duele.


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