Mami que sera lo que tiene el mono...


Definitivamente no me voy a pagar el pasaje a Ginebra para ver la Capilla  Sixtina de Miguel Barceló con su hemorragia de estalactitas vomitando color como salidas del estómago de Pollock en una de sus tremendas borracheras.  Pero me he fotografiado gustoso delante de su elefante gigantesco haciendo equilibrio sobre la trompa y me he quedado arrobado ante la mirada inteligente de su arenoso gorila solitario.
Ayer disfruté el regalo de Caixa Fórum, que ha traído a Madrid la muestra “La solitude organisative” con selecciones de Barceló de 1983 al 2009.  
En plena entrada al salón de exposición, dos jovencitas se asieron con violencia por los pelos y se golpearon contra las paredes ante los gritos contenciosos de una maestra y la actitud totalmente impasible de la seguridad del museo. Al principio, pensé que era una acción plástica, al contemplar la inmutabilidad de los espectadores y teniendo en cuenta las chorradas de ese tipo a las que nos tienen acostumbrados los artistas hoy en día. Nada más lejos de ello, pues corrió la sangre y yo decidí colarme en el salón sin ver el desenlace, pues ya tengo bastante con lo que me impone la caja tonta a diario.
El gorila que le da nombre a la muestra va unido al comentario de la curadora de que la pieza expresa a modo de autorretrato como el autor lleva el peso de su gran reputación. El comentario escrito me recordó la diferente actitud en el insulto de muchos en América cuando alguien comparó la belleza de la mona caracterizada por Helen Bonham-Carter en “El planeta de los monos” con Janet Jackson. Nada que en Europa los pintores son muy monos, y si son de las Baleares, pues mas.
A pesar de mi gran esfuerzo no pude encontrar  al rubio mallorquín de nariz fina en el simio. Para mi la cara del mono estaba relacionada con la perplejidad del eslabón perdido ante la violencia gratuita de la pelea de estudiantes del prolegómeno, expresión de deterioro social globalizado.   
La muestra toca el expresionismo y lo abstracto  de un modo peculiar y técnicamente magistral, donde las referencias a Kirchner, Tapies y Miro a veces pueden ser obligadas. Debe tener algo que ver con eso que me han dicho que el archipiélago Balear siempre mira a Catalunya y Alemania como referencia adorable. Las tintas y acuarelas de Barceló  en algún lugar exótico de África me parecieron únicas en su sutileza, profundidad  y manejo del color.  
El mono y yo quedamos prendados uno del otro  desde la primera y única mirada. Si tuviera mucho dinero y estuviera en venta, me hubiera traído el mono a casa.  Ironías y humor aparte, esta es la muestra estupenda de un maestro contemporáneo, un privilegio para los madrileños y referencia obligada para esos que quieren ser pintores. 



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